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Como hacerle el amor a una Capricornio

  • wendymarzu
  • 20 sept 2016
  • 4 Min. de lectura


La Capricornio no se siente tentada por las pasiones románticas ni por la liberación de los años de juventud, pues ha aprendido a conceder el justo valor a las cosas y aprecia la placidez y la dicha de los cuidados en los que puede depositar su confianza.

Sabe cuáles son los riesgos de dejarse conducir por el impulso, lo cual la lleva a ser prudente y a no gastar fuerzas en albergar sentimientos intangibles.

La mujer Capricornio goza de un pragmatismo que dimana de un espíritu ambicioso. Con la vista puesta en el futuro más que en el pasado, se inclina a distribuir la vida afectiva y laboral sobre la solidez de una base firme. Esa falta de ternura, propia de la mujer Capricornio, puede llevarla a mostrarse demasiado egoísta y acentuadamente severa, lo que podría abocarla a la soledad si no trata de atenuar esas tendencias.

La mujer Capricornio no es celosa por naturaleza, aunque sí posesiva. No pretende largas horas de romanticismo preliminar y de susurros sentimentales antes de consumar la unión física. Tampoco le pide al amante que pase otras muchas murmurando tiernas zalemas una vez satisfecha la pasión del amor. La sensación natural y silenciosa de contigüidad que sigue a la unión sexual la complace y la colma.

Puede que no manifieste el amor por un hombre si él critica su comportamiento sexual por ser poco fogosa, ya que la mujer Capricornio representa lo contrario de la promiscuidad; o sea, el recato romántico y la lealtad sexual, ya que encuentra en el sexo una serena emoción que la atrae para reafirmar la relación con el hombre al que se ha comprometido a amar. Por ese motivo, la mujer Capricornio resulta sorprendentemente afable cuando confía en el varón con el que ejecuta el acto amoroso. Parece demasiado reservada y fría, pero aborda el acto sexual con una lenta voluptuosidad, ya que oculta en lo más recóndito de sí misma una pasión y un sentimiento insospechados.

La frialdad exterior que presenta esta mujer encantadora, serena e independiente esconde un abismo de soledad interior que se ve incapaz de expresar. Sin embargo, puede querer mediante un amor estable y leal durante toda la eternidad, aunque tal vez se ruborice toda la vida ante la sexualidad, ya que a menudo el instinto sexual de la hembra capricorniana se desarrolla con mucha lentitud. Una vez iniciada, no suele ser recatada ni acostumbra a extraviarse en juegos románticos, ya que es tan franca en su expresión sexual como en el resto de facetas de la vida. Posee la fuerza suficiente para convertir en realidad todo lo que anhele con vehemencia.

Para Desquiciarla:

Desde que se encuentren en la intimidad debe mostrarse seguro y firme en sus besos y caricias, no se muestre egoísta en este renglón. Dedique buen tiempo a sus pechos, sus muslos y demás partes apetecibles de su Capricorniana. Cuando la tenga desnuda pídale que se coloque en la orilla de la cama en cuatro patas con el trasero apuntando hacia usted. Bese y acaricie sus nalgas, y sus muslos, pero sin tocar su chiquito y mucho menos su vulva. Sus manos también deben acariciar su espalda con insistencia, desde la nuca hasta las nalgas.

La del Contador: (A cada paso un balance)

Cuando vea que ya la tiene muy caliente, suspenda sus caricias bruscamente y tiéndase en la cama boca arriba, justo en la orilla, pídale que se monte sobre usted, pero con un pie en el suelo y el otro con la rodilla doblada sobre la cama, indíquele que se mueva y vera la sorpresa que se va a llevar. Ella se desbocará, dejará salir toda esa pasión que lleva dentro y su cintura, y sus nalgas tomaran vida propia para moverse con esa lujuria que desea satisfacer. Y le aseguro que el pie que tenga en el suelo le servirá para todo lo que desea hacer con usted y sobre todo con lo que desea que le hagan. Usted puede acariciarle y mamarle los pechos. También puede sujetarla por las nalgas para ayudarla en su vaivén.

La del Nadador:

Sujétela por la espalda y jálela hacia usted recostándola en su pecho, con sus manos estírele las piernas y usted junte las suyas, ella quedará totalmente recostada sobre su cuerpo con las piernas abiertas en compás, trate de moverse empujando y reculando ella buscará la forma de acoplarse a su ritmo. Sujete sus nalgas con sus manos, ábralas y ciérrelas, luego péguele un par de nalgadas leves. Le aseguro que para ese momento ella lo estará devorando a besos y chupetones por todo su rostro y cuello.

Dándole Vuelta a la Vuelta:

Sin desenchufar el tolete, gire para su costado hasta darle la vuelta por completo, ella debe quedar de espaldas a la cama con usted sobre su cuerpo, en la clásica posición del misionero, pero usted deberá levantarle la pierna derecha la cual colocará en su hombro mientras se coloca de rodillas con la pierna izquierda de ella entre las suyas y sigue con el movimiento de su cadera. Ella estará recostada sobre su costado izquierdo y usted podrá disfrutar de sus gestos y de la vista completa de su cuerpo, por lo que no sea parco en palabras y dígale lo mucho que le gusta tenerla así.


 
 
 

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