Cómo clavar con un Aries
- wendymarzu
- 9 ago 2016
- 3 Min. de lectura
Debes saber que los que pertenecen a este signo, son los eternos conquistadores, aventureros, enamorados de las causas imposibles. No les interesan las cosas ni las personas que no tienen riesgo o dificultad. Para ellos el amor es un continuo reto, una lucha sin tregua.
Por ese motivo el Aries ha comprendido que en la sexualidad dispone de un campo inagotable para sus deseos de triunfo y posesión. Es asombrosamente sexual y se esfuerza en llevar a la mujer a la batalla amorosa.

No busca su propio placer erótico, sino el psicológico, el que le proporciona el triunfo y el dominio sobre los demás. Aries no quiere sentirse atado por el abrazo, no admite la alterativa de igual a igual. Le gusta dominar. El peligro de Aries para cualquier mujer, es que lo quiere todo y sin condiciones, si no, nada.
Un hombre Aries, quiere una mujer sumisa y dispuesta a complacerlo. En la intimidad será la espontaneidad de la primavera regida por los ardores guerreros de Marte. Buscara la exaltación y el reposo del guerrero. Como es un ser que posee energías tanto para las batallas como para cosas sin importancia, su sexualidad es exigente y conquistadora.
Para Iniciar:
Si usted se le va a entregar a un Aries, en la intimidad debe comportarse con sumisión, pero sin llegar a ser servil, esto es, béselo mucho en la boca, de diferentes modos, con suavidad, con ternura, con pasión, con lujuria, pase su lengua por sus labios lentamente mientras le acaricia las mejillas y el cuello, eso lo enloquecerá.
Rindiéndole Tributo.
Si están de pie, arrodíllese ante él y aplíquele una deliciosa e intensa mamada al tiempo que le acaricia los testículos, y aunque él desee poseerla (lo) en ese mismo instante, resista un poco más, recuerde que le gustan las cosas difíciles y que goza más cuando las obtiene por su esfuerzo.
Si ya lo tiene al borde de la eyaculación por la mamada que le brinda, sepárese de él y comience a desnudarse lentamente, prolongando más la inquietud del Aries, le garantizo que él tratara de apresurar las cosas, pero usted debe mantenerlo a raya haciendo que espere.

El Clásico 69
Una vez que se haya quitado la ropa tiéndase en la cama boca arriba con las piernas bien abiertas y los brazos a los lados en actitud de derrota e invítelo a que hagan el 69 dejando que él se coloque sobre usted. Ahora no se conforme con chuparle el pene, con sus labios y lengua, bese y recorra sus muslos y trate de probar el sabor de sus testículos.
La del Misionero.
Por todo lo anterior, él estará deseoso de penetrarla, usted permanezca en la misma postura, tendida (o) en la cama con las piernas abiertas y los brazos a los lados dispuesta a lo que él desee hacerle. Cuando él se coloque buscando la penetración, con movimientos de cadera evítelo, no deje que penetre al primer intento, que se esfuerce un poco.
Una vez que se haya consumado la penetración, no se mueva, deje que él se agite todo lo que quiera. No lo abrace ni con las piernas, ni con los brazos, debe recordar que a él no le gusta sentirse sujeto ni aprisionado, en cambio puede acariciarle el rostro, pasarle el dedo pulgar por los labios con toda suavidad, acariciarle el cuello y la cabeza, la espalda con las uñas.

La de Armas al Hombro:
Cuando vea que está gozando más que nunca, cambie la postura, levante sus piernas hasta colocar sus pantorrillas sobre los hombros de él, al tiempo que con sus manos lo jala por las nalgas para que la penetración se haga más profunda e intensa.
La del Tamal Oaxaqueño.
Otra variante de la postura anterior es la de bajar las piernas doblándolas sobre su propio pecho, de tal manera que sus rodillas queden apoyadas sobre el torso de él. Usted puede ayudarlo en sus movimientos de entrar y salir usando como pivote sus rodillas, con ellas empujará y recibirá a su hombre, al mismo tiempo puede acariciarle la cabeza y la cara.
La de Gatito Cachondo:
Usted debe cambiar de postura en el momento en que más esté gozando él, sin decirle nada, sin pedírselo, simplemente haciéndolo. Ahora póngase a gatas y empine bien su trasero para que él tenga pleno control y pueda realizar la penetración con libertad, además en esta postura usted lo hará sentir vencedor y dominante.
Mientras él se esté moviendo, dígale con gemidos todo lo que está gozando con él, elogie su potencia, su vigor, su dominio, dígale que es su esclava (o) que con nadie ha gozado como con él. Al tiempo que habla estire su mano por debajo de sus piernas y acaricie sus testículos.

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